High School Musical es LA película de mi infancia. Una película que me recuerda a mi yo más pequeña. La he vuelto a ver muchas veces desde que aquella primera vez cuando me parecía una película maravillosa y quería ser Gabriella y tener un novio como Troy y que me quisieran de esa manera y subirme a un escenario a cantar canciones. No le niego a Disney su gran capacidad para entretener e ilusionar a niños y niñas pero no puedo perdonarle algunas cosas. Me parece bien que haya gente que no quiera entrar en esta conversación, gente perezosa y vaga diría yo que, lo siento, tienen este típico discurso: es una película antigua, en aquel momento estaba bien visto, no pasa nada, no vale la pena, no ha hecho ningún tipo de daño a los niños…
Lo siento, pero con todo el dolor de mi corazón, sí nos ha hecho daño y mucho. Para empezar, aún sabiendas de que me llamaréis feminista radical, o los más majos feminista pesada, esta película, a pesar de que no muestra ningún tipo de machismo exagerado ni una desigualdad aparente entre hombres y mujeres sí que está repleto de micro machismos, nos estereotipa y nos polariza a las mujeres en dos, mujer buena o mujer mala. Y crecer viendo a Gabriella, la buena, bondadosa, lista e inteligente, guapa y delgada, con un novio guapísimo, pero a la vez curiosamente viriginal totalmente, siempre correcta… frente a Sharpay la maleducada, pija, egoísta y narcisista, sola porque el chico que a ella le gusta no quiere estar con ella, popular, mala y la gran clave envidiosa y celosa, me ha enseñado a mi a estereotipar a las mujeres, a criticarlas a compararme y querer siempre lo que otras mujeres quieren. Sé que es duro de oír pero mujeres, todas las que hemos visto HSM, y muchas otras cosas, evidentemente no nos ha cambiado la vida esta película pero sí ver otras muchas iguales donde creíamos que esto estaba bien. Hay que entender esta película en el tiempo en el que fue emitida pero no hay que ser ciega.